BATALLA DE CASEROS: más de mil soldados victorienses hicieron patria aquel 3 de febrero de 1852
A 173 años de aquella gesta que sembró la Organización Nacional, dialogamos con el Profesor de Historia José Rubattino.
Hilda Sosa WWW.ENTRERIOSNOTICIAS.AR
Un día aquel martes 3 de febrero de 1852 transcurrido bélicamente en Caseros provincia de Buenos Aires, que supo hacer espejo en su esencia de siembra y cosecha en nuestra Organización Nacional, con la posterior sanción de la Constitución de 1853 y el inicio del período constitucional del país; donde la provincia de Entre Ríos, de la mano de Don Justo José de Urquiza fue estructural.
Urquiza, al frente de su Ejército Grande, derrotó al ejército de la Confederación Argentina, comandado por Don Juan Manuel de Rosas. Ejército Grande aquel que entre sus tropas contó con 1339 soldados victorienses al mando del Coronel victoriense Casto Domínguez.
De Victoria a Caseros
La historia es testigo fiel del sentido de pertenencia de aguerridas almas victorienses, que combatieron cuerpo a cuerpo, en pos del mandato urquicista, donde coroneles, tenientes coroneles, sargentos mayores, capitanes, tenientes, alférez, sargentos, cabos y soldados, todos de esta tierra de colinas y lomadas, expusieron sus vidas en el campo de batalla en Caseros.
De esas presencias locales en la icónica Batalla de Caseros, hablamos con el docente, Profesor de Historia José Rubattino, quien prima facie hizo hincapié en el 173° aniversario de la misma, “fue un hito, es un acontecimiento político militar importante, porque determina lo que vendrá después, una Constitución Nacional, la organización de la Confederación Argentina que no va a tener a Buenos Aires como partícipe en un principio y que da los primeros pasos hacia la consolidación del estado argentino como lo conocemos hoy en día” enfatizó, agregando que representa una gran transformación, ya que en gran parte del siglo XIX, Entre Ríos siempre tuvo un papel protagónico en diferentes hechos, siendo su cúspide la Confederación Argentina. (VIDEO)
Reconocimeinto al aporte de la milicia victoriense en la Batalla de Caseros
El día 6 de abril de 1852 desde el Cuartel de Palermo en Buenos Aires, se confeccionaron los presupuestos para la gratificación de las tropas de Victoria, que en dos divisiones totalizaron 1339 hombres a las órdenes del Coronel Casto Domínguez.
Urquiza dijo Mi Ejército es el más barato del mundo, se viste a su costa y hasta se proporciona caballos, por eso no exagero cuando digo que mis soldados son un emblema de virtud y patriotismo, asi lo refleja el libro Historia de la Matanza-Victoria de autoría de Carlos Anadón y María del Carmen Murature de Badaracco, obra ésta que indica que el importe total del pago realizado a las tropas victorienses (dos divisiones), fue de $431.560 entre un total de 3 coroneles, 2 tenientes coroneles, 9 sargentos mayores, 16 capitanes, 26 tenientes, 27 alférez, 107 sargentos, 75 cabos y 1016 soldados,
Al respecto, Rubattino indicó que el caudillo asi se refería a los soldados, “habla de un ejército barato, pero obviamente aparte enalteciendo al ejército. Decía barato porque justamente estos soldados se pagaban sus caballos, o sea ellos llevaban y ponían sus caballos al servicio de la campaña. También la ropa que utilizaban, los armamentos, todo eran en su mayoría pagados por ellos mismos”.
“De hecho, todos los pertrechos fueron llevados por José Copelo, quien prestó sus carretas para llevar a Diamante, a Punta Gorda, donde se reunieron todas las divisiones, justamente por eso habla de ese sentimiento y esa adhesión a la causa de organización nacional que él estaba llamando, justamente ya desde 1851, un año antes”.
Casto Domínguez, el defensor de la causa urquicista
Casto Domínguez fue uno de los últimos comandantes militares de Victoria y fue quien guió las tropas victorienses que combatieron en Caseros. En vida y actividad no sólo fue funcional a Urquiza, sino que buscaba instalar la idea de familia entrerriana, viendo, sintiendo y reconociendo a Urquiza como el padre de todos.
Domínguez además fue un gran propulsor de la educación en la zona rural y la creación de escuelas rurales; de hecho en Pajonal se encuentra la Escuela N° 16 que lleva su nombre.
“En un principio, él se encontraba en el campamento de Arroyo del Crespo, justamente, Urquiza lo había enviado allí, estaba entre los distritos actuales de Rincón de Nogoyá y Montoya, donde realizaba el disciplinamiento de soldados” comentó, agregando luego en su relato que si bien la violencia imperaba en la época para llevar a cabo su plan de adhesión a la causa urquicista, también se celebraban fiestas donde, en un clima más relajado, se relacionaban con los milicianos.
También llevaba a cabo relaciones con grandes familias, hacendados de la zona y estancieros, siempre con el fin de sumar a la causa de Don Justo José. En 1848 cuando asumió el cargo de Comandante Militar, llevó a cabo lo que serían los primeros pasos en la zona de Instrucción Pública.
Sentido de pertenencia
En el contexto de aquellos años de “La Matanza” bien claro hay que tener las carencias que interpelaban las circunstancias de los soldados, situación ésta que Rubattino reflejó en su relato.
“Diez años antes de la Batalla de Caseros, había muchas carencias en la zona; más que nada conflictos sociales y políticos que se estaban dando; incluso demostrado por los distintos autores que han trabajado el tema y desde la propia investigación que yo realicé; vimos cómo esta zona, durante 1840, sufrió muchos desertores, desacatos a la autoridad, salteadores, cuatrerismo en la zona de campaña, en la población que se encontraba en las zonas rurales y muchos de estos soldados, justamente desertaban y hacían prácticas de cuatrerismo para sobrevivir, porque muchos de ellos no recibían pagos”.
“Incluso, el estado provincial les adeudaba bastante en cuanto a sus servicios, sin embargo, van a hacer utilización de ciertos beneficios que se le van a dar a cambio de esos servicios, que es, por ejemplo, otorgarles tierras a estos soldados” comentó, subrayando luego que hay que tener en cuenta que otrora cuando en 1841 Urquiza asume la gobernación, la zona de Victoria no era muy adicta a la causa de Urquiza, principalmente porque había estado con antelación Pascual Echagüe y Manuel Febre como comandante militar de la zona.
“Cuando asume el cargo de la gobernación, estos van a tratar todo el tiempo, van a confabular y van a hacer conspiraciones en su contra y en la zona puntualmente de Victoria, Manuel Febre se va a encargar a toda costa de tratar de confabular con los soldados que en su momento habían sido adictos a él”.
“Muchas de las correspondencias hablan de estas conspiraciones, de cómo Manuel Febre todo el tiempo trataba de llevar a cabo un levantamiento en la zona y sorprende, justamente, que 1.339 soldados hayan, en 1852, seguido una marcha hacia Diamante, costeando todos ellos mismos” indicó, dejando en claro el sentido de pertenencia que les atravesaba y definía a la milicia victoriense.
“Es una cosa impresionante, uno no podría imaginarse. También, obviamente, no hay que caer en la inocencia, sino que muchos de ellos tal vez se encontraban obligados, eso no hay que ponerlo en duda, estamos hablando de que ellos tenían un deber y una obligación militar, pero sin dudas, aún así, que hayan podido tener una gran cantidad de soldados, que fue la segunda división más grande de los que fueron a esa campaña”.
¿Cómo gobernaron Victoria los comandantes militares en la creciente “Matanza”?
(Audio al pie del texto)
El profesor Rubattino, oportunamente realizó un trabajo de investigación sobre los comandantes militares y la gobernabilidad de la campaña en la Victoria de las décadas que van desde 1820 a 1860.
“Decidí abarcar todo ese periodo, haciendo foco sobre una institución que es la comandancia militar, puntualmente me concentro en la zona de acá, si bien en un principio Entre Ríos se dividía en dos, el departamento principal de Paraná y el departamento principal de Uruguay, a su vez esos departamentos tenían diferentes departamentos y nosotros estábamos ubicados en el tercer departamento del principal de Paraná y la capital en teoría era Nogoyá, por lo cual nosotros todavía estábamos muy dependientes de Nogoyá”.
En Victoria están los nombres de aquellos héroes
La política que definió la comandancia militar de entonces, fue sembrar un sentimiento de identidad y pertenencia y con el tiempo las generaciones posteriores lo que hicieron fue sostener esa impronta, por ejemplo desde los monumentos en las distintas plazas, tal el caso local, donde en Plaza Libertad se encuentra un monolito detrás del monumento de Justo José de Urquiza con los nombres de soldados que dieron su vida por la patria en aquellos tiempos.
“En un principio esos nombres de soldados de Caseros habían estado en el cementerio local, pero en la década del 90, se determinó su reubicación en la actual placita Libertad. (foto al pie)
Arce y el hijo del fundador de Victoria
Subrayó además en su alocución Rubattino que su interés con los comandantes militares consistía en ahondar sobre la forma de gobernar la zona de campaña; siendo su hipótesis principal la existencia de dos comandantes militares que no tenían experiencia militar, encontrando asi dos nombres, Francisco Arce y José Ignacio de Ezpeleta que era el hijo de Salvador De Ezpeleta, quien con el tiempo hará una importante carrera política militar, siendo comandante militar, luego alcalde y otros varios cargos durante mucho tiempo.
Por su parte Arce, era un comerciante que primero manejaba los bienes de Salvador De Ezpeleta en Paraná, después se vino a Victoria, diversificando sus actividades.
Claro está que ninguno de los dos poseía instrucción y experiencia militar.
Luego, indagando encontró que una de las funciones que tenía el comandante militar era a partir de los servicios prestados otorgar tierras, porque muchas veces no se les podía pagar, entonces se les otorgaban tierras para que vivieran y entre ese intercambio él logró apaciguar la zona, como era bastante cercano a Urquiza, lo que hizo fue utilizar la comandancia militar para apaciguar las aguas acá, siendo que no tenía experiencia militar, más adelante aparece la figura de los jefes políticos, “no tienen carácter militar, un rol similar al intendente”. (AUDIO)
Plaza Libertad en Victoria donde se encuentra el monolito con los nombres de los soldados