Economía

El FMI aseguró que el acuerdo con la Argentina debe promover el crecimiento del empleo y la reducción del gasto público

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Así lo afirmó la directora gerente del organismo, Kristalina Georgieva, en una conferencia de prensa en la que no precisó cuándo se cerrará el nuevo programa con el país y agradeció haber recibido la confianza para seguir al frente del directorio

La directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI) Kristalina Georgieva, expresó hoy que se mantiene el diálogo con la Argentina para lograr un programa que permita refinanciar la deuda del país a cambio de políticas que permitan el crecimiento del empleo privado, del sector privado y el uso más eficiente del gasto público.

“Continúa el trabajo se apoya para encontrar una senda para que Argentina pueda tener políticas firmes para inducir el crecimiento privado, generar empleo genuino y focalizar el gasto público. Me reuní con el ministro Guzmán el compromiso es trabajar de manera constructiva. Tenemos que encontrar un buen punto de acuerdo, donde el acuerdo sea creíble y útil para Argentina”, indicó la funcionaria búlgara, sin responder si el acuerdo se podrá firmar en el corto plazo, como quiere el Gobierno.

En una conferencia de prensa, Georgieva comenzó con un agradecimiento al directorio “por permitirle hablar” de la controversia en torno de su gestión por un informe del Banco Mundial sobre China y por permitirle continuar al frente del organismo, aunque no evitó las advertencias del Tesoro de EE.UU. sobre la necesidad de elevar el standard de integridad.

En la conferencia, Georgieva destacó el trabajo conjunto entre el Fondo y el Banco Mundial durante la pandemia y, respecto del informe, indicó que hubo una investigación que se tradujo en la ratificación del board de principios de esta semana, pero admitió que las investigaciones seguirán su curso, tal como lo pidió el departamento que conduce Janet Yellen. “Es un proceso que apoyo de todo corazón”, dijo Georgieva, visiblemente más relajada luego de la dura batalla política que libró en las últimas semanas, que fue seguida con atención por el gobierno argentino, que sin embargo no respaldó explícitamente a la funcionaria antes de su ratificación en el board.

Luego, se refirió a la recuperación económica global, que “continúa por las medidas políticas extraordinarias y por el avance de la vacunación” -en el informe de perspectivas mundiales (WEO, según su sigla en inglés) se prevé que la Argentina crezca 7,5% este año y 2,5% en 2022-, aunque advirtió que el “camino que tenemos por delante tiene desafíos, por las perspectivas de inflación, el alto endeudamiento y una divergencia clara por el bajo acceso a las vacunas de algunos países. Creemos que en 2024 habrá 160 países que no habrán alcanzado los niveles de 2019″.

También se refirió a la “generosidad” de los países desarrollados para transferir “voluntariamente” parte de los nuevos derechos especiales de giro (DEGs) que recibieron a fines de agosto a las naciones que más lo necesitan, un grupo que, por ahora, no incluye a la Argentina, pese al pedido de Guzmán en este sentido. Además, se refirió a la constitución de un “fondo fiduciario” que permitirá un intercambio de los DEGs entre naciones centrales y en desarrollo, tal como también lo reclamaba la Argentina.

Cabe recordar que la funcionaria se reunió ayer con el ministro de Economía, Martín Guzmán, para avanzar en la negociación del acuerdo para refinanciar la deuda de USD 45.000 millones del país en un plazo de 10 años. El presidente Alberto Fernández les aseguró a importantes empresarios que este acuerdo se podrá sellar a principios del año próximo, ya que el país enfrenta vencimientos impostergables por USD 19.000 millones con el organismo en 2022.

En Washington, Guzmán se reunió, junto al representante argentino ante el Fondo, Sergio Chodos, con el staff del Departamento del Hemisferio Occidental para negociar la letra fina del acuerdo; en particular, con la vicejefa del departamento, Julie Kozack, y con el jefe del caso argentino, Luis Cubeddu. El staff ha expresado la necesidad -al igual que algunos miembros del G7- de que el Gobierno exhiba un plan económico que genere empleo privado, como condición para llegar a este acuerdo imprescindible para el Gobierno.


También, el ministro se reunió con David Lipton, ex número dos del FMI y actual mano derecha de la derecha de la secretaria del Tesoro, Janet Yellen, clave para destrabar cualquier resistencia que pueda surgir en el directorio del organismo, dado que Estados Unidos tiene un 17% de los votos y ejerce poder de veto.

El Gobierno quiere que el Fondo le reduzca los sobrecargos que le aplica en el pago de la deuda por haber excedido el 187% de su cuota en el crédito excepcional otorgado en 2018 durante la gestión del presidente Mauricio Macri; por ahora, no se alcanzó una definición, ya que el directorio debe definir este cambio eventualmente para todos los países y no para uno en particular.

Por otra parte, Guzmán se reunirá, para acompañar al jefe de gabinete, Juan Manzur, con una docena de importantes fondos de inversión el viernes en el consulado argentino en Nueva York, donde ambos funcionarios intentarán mostrar una imagen de acción y cierta hoja de ruta para lograr revertir el fuerte escepticismo de los mercados hacia el país, que se refleja en el alto riesgo país y en el muy escaso interés en comprar activos soberanos.

Los ejecutivos de Wall Street están más preocupados actualmente por la falta de previsibilidad en materia política y, en particular, sobre el rumbo que adoptará el Gobierno luego de las elecciones del 14 de noviembre, más que en las medidas económicas. Al respecto, creen que habrá un acuerdo con el FMI por la imperiosa necesidad de postergar los vencimientos mencionados, no incluirá compromisos suficientes para recrear la confianza.

En esta cuestión, no hay muchas diferencias en el pensamiento de Wall Street y de los accionistas y el staff del Fondo. De hecho, ayer la economista jefe del organismo, Gita Gopinath, advirtió que el país no tiene un “ancla” para frenar la inflación, lo que se refleja en las altas expectativas de los analistas, que prevén una suba de precios del 48% para este año y del 46% para 2022.

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