Victoria

CARAVANA PATRONAL…en TRES videos

Un día especial vive la ciudad de Las Siete Colinas, donde horas antes de la pertinente lectura de la Bula Papal, declarándola Basílica, el pueblo salió en caravana de autos, a festejar esta cara advocación mariana. Videos de la concurrida caravana. Historia Basílica. Fotogalería.

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Intensa jornada se vive hoy en Victoria, con los festejos patronales de la ahora Basílica Nuestra Señora de Aránzazu; donde en la celebración central de las 19:00, con la presencia del obispo diocesano, Monseñor Héctor Luis Zordán, se dará lectura al Bula Papal, que la erigió en Basílica.

Aquella, comenzó a las 06:00 con la misa de hombres, si bien, vale destacar lo que ya es tradicional en esta fecha, donde horas antes a las 00:00, se le canta el felíz cumpleaños a la Virgen María.

A mitad de mañana, con las autoridades y fuerzas civiles locales, se procedió al izamiento de la enseña patria; para luego sí, comenzar la ansiada caravana de autos, para recorrer toda la ciudad. (VIDEO 1)

Al finalizar la caravana, donde todos los que participaron, fueron bendecidos, un grupo de camioneros y trabajadores de la salud, también fueron de la partida. (VIDEO 2)

El cierre de la caravana, estuvo enmarcado por el saludo de todos los ciudadanos, a la imágen de la «patrona vasca». (VIDEO 3)

Historia de Basílica Nuestra Señora de Aránzazu

 Los Orígenes De La Matanza, actual ciudad de Victoria se enmarcan en el proceso de la Conquista española tardía del continente americano. Nuestra ciudad surge por la agrupación espontánea de los colonizadores una vez que se logra sojuzgar a los pueblos originarios y es el resultado de un proceso complejo, en el que se destacan las firmes convicciones religiosas de aquellos pioneros.

 El antiguo oratorio de Nuestra Señora de Aránzazu se erige gracias a la iniciativa de los vecinos, animados por Don Salvador Joaquín de Ezpeleta, acaudalado comerciante y ferviente devoto de la virgen bajo la advocación tutelar de su tierra natal Oyarzum, provincia de Guipuzcoa. En un amplio rancho con techos de paja se celebra la primera misa el 13 de mayo de 1810. Este hecho reviste tal importancia para los pobladores, que es considerado tradicionalmente como el acto fundacional de la ciudad.

 Este edificio fue el que durante sesenta y cinco años sirvió de iglesia al pueblo. Alrededor de él fue creciendo el primitivo pago, luego transformado en Villa con el nombre de Villa de Nuestra Señora de Aránzazu de la Victoria, hasta que en 1829 el Gobernador de Entre Ríos  León Sola la eleva al título de ciudad.  Cabe destacar que en nuestra historia nacional hasta antes de sancionada la Constitución Nacional en 1853 la iglesia era la única institución reguladora que permitía una organización social. Los primeros pobladores solicitaron desde 1806, a través de Don Salvador Joaquín de Ezpeleta la construcción de este  oratorio para saciar sus necesidades espirituales, pidiendo a las autoridades virreinales, se le concediera autorización para obtener “EL PASTO ESPIRITUAL”.  

 La primera Eucaristía celebrada en estas tierras y la presencia amorosa de María Santísima,  los conformaría como sociedad.  Hallando  allí un  lugar  donde  recibir el sacramento del  matrimonio, bautizar a los hijos y enterrar a sus difuntos.

 En Entre Ríos solamente fueron fundadas tres ciudades de acuerdo a las leyes de Indias por Don Tomás de Rocamora: San Antonio de Gualeguay, San José de Gualeguaychú y La Pura y Limpia Concepción del Río Uruguay. La fundación de Victoria se encuentra enmarcada dentro de las fundaciones espontáneas de nuestra provincia, donde no hubo ni militar ni fundador proclamado, si no la agrupación de los vecinos animados por Ezpeleta alrededor de la casa en común : el oratorio.

 En la segunda mitad del siglo XIX fueron décadas de fuertes transformaciones sectoriales a escala nacional, provincial y local. La coyuntura, aunque con dificultades, era favorable y el antiguo anhelo de dotar a Victoria de un nuevo templo se hizo realidad. El 21 de abril  de  1872 se coloca la piedra fundamental y se bendice por el Pbro. Pascual Bartoloni.

 En 1851, por bula del S.P  Pio IX, comunicada en 1853, se autoriza canónicamente el patrocinio de Nuestra Señora de Aránzazu sobre la ciudad de Victoria y su departamento, y también se desprende como novedad la advocación de San José Obrero, con lo que se constituye como el segundo patrono de la Iglesia de Victoria.  La comunidad cristiana local asiste el 8 de septiembre de 1875 a la bendición del templo actual. Su construcción es el fruto de la fe, el tesón del pueblo y el aporte de la provincia de Entre Ríos.

En el devenir bicentenario de nuestra parroquia, la atención pastoral estuvo a cargo de diversas órdenes religiosas y de presbíteros seculares. La Abadía del Niño Dios tiene a su cargo la Parroquia de Victoria, desde la fundación del monasterio en 1899 hasta el 21 de marzo de 1988, fecha en que la comunidad  monástica presidida por el R. P. Abad Eduardo Ghiotto  hace entrega de la Parroquia al Obispo Diocesano  Emcia. Revma Monseñor Pedro Boxler. Los benedictinos siguiendo los lineamientos pastorales de su Emcia. Revma Monseñor De La Lastra y Gordillo, Obispo de Paraná – y sus sucesores, se abocan entre otras tareas apostólicas, a la atención de las capillas y sus comunidades, a la construcción de nuevos templos, a la fundación y asesoramiento de asociaciones católicas; a la predica de misioneros, a la educación de la juventud y a la evangelización a través de los medios de comunicación.

NUESTRA SEÑORA DE ARANZAZÚ – PATRONA DEL PAÍS VASCO

 Corría el año 1469, en Oyarzum, Provincia de Guipúzcua en el país Vasco, tiempo de calamidad y de conflictos, un pastor que cuidaba de su rebaño atraído por el sonido de un cencerro (campana de ganadería), encuentra en un árbol de espinas una imagen tallada en piedra de la Santísima Virgen María con el Niños Jesús en los brazos. La exclamación de Rodrigo (así se llamaba el testigo de esta manifestación mariana en aquellas lejanas tierras, fue: ¡Arantzan zu! ¿Tú en el espino? ¡Qué incógnita la de aquél piadoso hombre. Misterio que luego María la del espino respondería con amor maternal, arraigándose a la historia de un pueblo lleno de problemas y cambiando, a partir de ese momento el destino de sus hijos hasta engrandecerlo.

NUESTRA SEÑORA DE ARÁNZAZU PATRONA DE VICTORIA

 Salvador Joaquín de Ezpeleta, a quien se le atribuye el título de fundador espiritual de Victoria, donó enseres para el culto, entre lo que se encontraba un cuadro de la Patrona del país Vasco de donde era natural. Según la tradición oral en uno de los viajes a su tierra, trajo la imagen de  vestir, que figura en los libros parroquiales de 1839 y que el pueblo de Victoria conserva hoy como reliquia sagrada e histórica en el altar mayor de su templo.

 Cada 8 de septiembre sale en solemne procesión por las calles de su ciudad en su día patronal,  para bendecir a sus hijos como lo ha hecho por más de dos siglos  de historia bendiciendo estas tierras.

  Su pueblo a través del tiempo, la denominó Patrona y Fundadora de los Victorienses.

EL TEMPLO PARROQUIAL

 Nuestra iglesia es una pequeña joya arquitectónica. El edificio conserva aún las características propias del arte románico. Su planta es de cruz latina, el comulgatorio de mármol separa el ábside de la nave destinada a los fieles.  

La bóveda de la nave está dividida en tres tramos por arcos de medio punto. Cada tramo tiene dos nervios que se cruzan en ojiva y aligeran la monotonía de la bóveda de medio cilindro.

 En el punto donde se cruzan los brazos de la cruz se eleva la cúpula octogonal, terminada en una linterna que proyecta luz al interior del templo.

 La nave central está apoyada en columnas áticas (cuadradas) con base, fuste y capiteles lisos, dando sensación de solidez.

 El exterior del edificio está divido en tres planos, las torres cuadradas, macizas, sólidas y pesadas responden al estilo mencionado.

 El edificio en un todo tiene elementos del eclecticismo, sobre todo en su exterior sin perder las líneas propias de la arquitectura románica en estas tierras.

 Sin duda tiene un fuerte valor espiritual, patrimonial e histórico  para el pueblo de Victoria, constituyéndose en sí mismo un ícono referente de nuestra ciudad.

 Pinturas del templo: el templo de Aránzazu de Victoria Entre Ríos es depositario de un rico patrimonio artístico – cultural, que desde su origen como pueblo en 1810,  se ha ido incrementando gracias a la piedad de sus hijos, sacerdotes y religiosos, que tuvieron a cargo la Parroquia.

 De singulares aspectos son su arquitectura,  imaginería, estatuaria, carpintería y retablos, vitrales, metales, géneros, pavimento, piedras, herrería y fundición. Sin duda la idea de una decoración interna desde lo pictórico sedujo a gran parte de la comunidad, era común en estos años las iglesias pintadas, algunas al fresco, otras con técnicas secas sobre la pared, utilizando como recurso decorativo y plástico la técnica francesa de manuflage. Es por eso que en el año 1951 se realizan trabajos de restauración en el interior del templo con el objeto de facilitar el decorado de la iglesia, que estuvo a cargo de uno de los más destacados pintores argentinos de obras de carácter religioso, el profesor Juan Augusto Fusilier. Inicio sus estudios de pintura y dibujo en Bélgica, a los 7 años y a los 12 fue admitido en la Real Academia de Bruselas. Volvió a nuestro país y finalizó sus estudios en la Academia Nacional de Bellas Artes.

 Fusilier en 1920  modificó su ruta artística pintando la primera iglesia en Balvanera (Angelitos negros). Fue también eximio retratista. Inspirado en la pintura cristiana y bebiendo en las fuentes de la religión, logró las obras plásticas de nuestro templo parroquial. Cuando el artista llegó a Victoria firmó su contrato el 21 de mayo de 1951, ya llevaba pintada más de 53 iglesias. En Aránzazu trabajó solo y la obra fue terminada en 1955. La mayoría de los diseños de las pinturas fueron extraídos de los dibujos de un misal lefebrista impreso en Bélgica y adaptado por el R. P. Germán Prado O.S.B de Silos – España en 1930 y que se conserva en la secretaría parroquial.

 La obra de Fusilier en Victoria es rica en elementos de Ornato, guardas, empapelados simétricos, pintura símil mármol sobre columnas áticas, dorados plenos simulando ser mosaicos, elementos decorativos, caprichosos, cortinados bordados con monogramas marianos y cristológicos, blasonería, palabras en latín y castellano realizadas con tipografías románicas. Hace aparecer los murales dentro del realismo: pasajes bíblicos, dogmáticos  y devociones particulares, en una homogénea paleta color – color, luminosa, brillante y ágil, excitante al sentido visual, alguno de estos están pintados sobre telas y luego adosados al muro e integrados al decorado general. Usa el color con suma armonía, los rostros son serenos y a veces dramáticos, también dulces; los volúmenes y las líneas mesuradas, además de la unidad compositiva. Los tonos son suaves y atentos a las cualidades de los objetos.  

                                                                             

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