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Carnaval & Cuaresma…¿porqué están estrechamente relacionados?

Explicativo y detallado escrito sobre el orígen cristiano del carnaval y su relación estrecha con la cuaresma, realizó el Abad Emérito de Abadía del Niño Dios de Victoria, Padre Carli Oberti. Texto y audio.

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(Audio al pie del texto)

La palabra “carnaval” (usada desde fines del siglo quince) deriva del término italiano “carnevale”, que a su vez procede de una expresión en latín («carnem levare”) con el significado de “quitar la carne”.

Sinónimo de carnaval es el vocablo “carnestolendas” (empleado desde mediados del siglo trece, aunque la tradición es mucho más antigua): se trata de la abreviatura de una locución en latín que significa “el domingo antes de quitar las carnes”.

Se celebraba antiguamente en vísperas (“la previa”) del miércoles de ceniza con el que comienza la cuaresma. Ese martes era entonces el único día de carnaval (en una tradición que se originó en Francia fue llamado después “martes gordo”).

Ahora bien y volviendo a tiempos remotos, luego se fueron añadiendo más días hacia atrás hasta abarcar el fin de semana inmediatamente anterior al miércoles de ceniza. Y resulta que en la antigüedad por falta de freezer y heladera era preciso consumir la carne y otros alimentos perecederos que no se podrían ingerir durante la cuaresma por ser un tiempo litúrgico (espiritual, religioso) de ayuno (entendido como una sola comida en el día) y abstinencia de carne.

De ahí, la organización y realización de la fiesta popular llamada carnaval y también corso. Los carnavales muy tradicionales y más importantes del mundo, como el de Río de Janeiro, Brasil, que es el más grande, o el de Venecia, Italia, que es el más elegante, se terminan hoy martes, día anterior al miércoles de ceniza e inicio de la cuaresma.

La cuaresma en busca de su sentido hoy

Después de este feriado de carnaval que llegó hasta este martes 13 de febrero, hoy miércoles 14 de febrero se inicia la cuaresma, con el rito en la misa que le da el nombre a ese “miércoles de ceniza” (denominado así porque se esparce un poco de ceniza sobre la cabeza como señal de penitencia y propósito de conversión). Entonces carnaval y cuaresma están estrechamente vinculados. El gran filósofo Aristóteles dijo (siglo cuarto antes de Cristo): “El fin es lo último en la ejecución, pero lo primero en la intención” (planificación).

Rezar, ayunar y rezar

Entonces y análogamente, la Pascua (resurrección de Jesús al término de la semana santa) es a la cuaresma lo que la meta es al camino; la cuaresma no es un fin en sí misma, sino medio para un fin, es una peregrinación que hacemos caminando todos juntos apoyándonos unos a otros y con el auxilio de un trípode en el que sus tres patas son: rezar y ayunar para ayudar (limosna, obras de caridad, de misericordia). Estos tres ejercicios cuaresmales (de “gimnasia cuaresmal”) se inspiran en las mismísimas palabras de Jesús en el evangelio de la misa del miércoles de ceniza (tomado de san Mateo, capítulo 6, versos del 1 al 6 y del 16 al 18, para leer y meditar en casa).

La oración es la respiración del alma, pensar en voz alta en un mano a mano con Dios, y muchas veces sin poder pronunciar palabra alguna. Es un deseo y una necesidad antes que una obligación. Quienes se quieren bien desean encontrarse y que el encuentro dure lo más posible, sin mirar el reloj. El ayuno no consiste en no comer nada absolutamente ni siquiera el miércoles de ceniza y el viernes santo, sino en tomar una sola comida más bien abundante que nosotros los monjes la tenemos después de la oración del atardecer llamada vísperas.

La abstinencia de carne los viernes se puede reemplazar con obras de caridad, máxime que para muchos el pescado es prohibitivo o no son pocos los que lo comen en semana santa, haciendo para ello grandes gastos desconectados de toda motivación religiosa y caritativa. Y si voluntariamente optamos por privamos de algo es para compartir con los que ya están privados de lo más básico y no precisamente por libre decisión. Nosotros lo podemos hacer libremente hasta para estar en forma, por pura estética. Y a veces debemos hacerlo por prescripción médica. Es llamativo que la palabra “limosna” etimológicamente derive de la misma raíz de la que procede el vocablo misericordia, clemencia, compasión (de padecer con…).

Nuestro Padre san Benito en el capítulo 49 de su Regla dedicado a la cuaresma habla de la alegría como no lo hace en ninguna otra parte. Otro tanto hace al referirse a la esperanza y al ofrecimiento generoso y espontáneo. Al respecto, concluyo con la cita de una hermosa oración de este tiempo de cuaresma: “Señor y Dios nuestro, con nuestras privaciones voluntarias nos enseñas a reconocer y agradecer tus dones para dominar nuestro orgullo, imitando así tu generosidad compartiendo nuestros bienes (tiempos, talentos) con los necesitados”. Amén.

(Escrito realizado por el Padre Carli Oberti, ex Abad Abadía del Niño Dios de Victoria) Audio👇👇

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