DOMINGO DE RAMOS «si llegamos al próximo fin de semana con el corazón en paz es porque ahí de verdad como comunidad vivimos la Semana Santa»
Se celebró el Domingo de Ramos en la ciudad. Procesión desde el Mercado Municipal a Basílica Nuestra Señora de Aránzazu.

Hilda Sosa WWW.ENTRERIOSNOTICIAS.AR
Tal como lo fue en Jerusalén más de 2000 años atrás, en las Siete Colinas se sintió desde este sábado el «ingreso de Jesús, acogido por una multitud festiva», tras la celebración de Ramos, tanto en las distintas capillas de la urbe y algunas de zona rural, amen de Parroquia San Roque de Montpellier y Basílica Nuestra Señora de Aránzazu.
A las 10:30 de este domingo, numerosos fieles, previamente convocados en el Mercado Municipal, pertinente bendición mediante, caminaron en procesión hasta el templo basilical. (VIDEO)
«Si termina la semana santa y yo engordé comiendo pescado y huevos de pascua, viví mal la semana santa, porque no la viví y no resucité con Jesús”
Fiel a su estilo y en franca retroalimentación con los niños y niñas de catequesis, el Padre Milton Senestrari expuso la significancia de la caminata que había finalizado, envuelta de clima festivo y olivos en lo alto a través de preguntas como ¿qué hicimos?, ¿quién nos esperó acá adentro?¿porqué levantamos los brazos?
“Lo hicimos para alabar a Dios…”
“Recibieron a Jesús con alabanza, al ver que Jesús entraba en un burrito descubrieron que entraba Dios a Jerusalén y que algo importante iba a pasar: entonces aquellos judíos, como signo de alabanza, de adoración, como signo de expresarle todo lo lindo que había en su corazón para Dios es que movían sus palmas, que es lo que tenían, sus ramos de olivos y dice la palabra que también extendían sus mantos”.
“Esa última entrada de Jesús a Jerusalén iba a ser la más importante porque iba a pasar lo que aconteció después”, explicó el padre, exponiendo así los días que vendrán, donde palabras como traición, humillación y muerte, definirán las horas por venir, “hoy somos invitados a vivir la celebración de este Domingo de Ramos y todos los días hasta el sábado, día de la Vigilia Pascual”.
“Esta semana va a acontecer el gesto de amor más grande de Dios, que es su entrega en la cruz, su muerte y sobre todo su resurrección. Entonces hoy nosotros alabamos a Dios con nuestros ramos, con la seguridad de que algo grande va a acontecer en nuestra vida esta semana”.
“Si termina la semana santa y yo engordé comiendo pescado y huevos de pascua, viví mal la semana santa, porque no la viví y no resucité con Jesús” enfatizó, subrayando luego, “pero si mi corazón se llena de alegría, si llegamos al próximo fin de semana con el corazón en paz, con ganas de compartir y celebrar es porque ahí de verdad como comunidad vivimos la semana santa, porque de verdad alabamos a Dios, porque de verdad le entregamos a Jesús nuestro corazón”. (VIDEO)
Ofrenda
Cuál es el significado del Domingo de Ramos
Hoy Domingo de Ramos se recuerda el momento en que Jesús entró a Jerusalén sentado en un asno, triunfante aunque humilde, junto a sus discípulos. Sus milagros ya eran conocidos en toda la Tierra Santa y por eso fue recibido por una multitud alegre en este centro político y espiritual, donde fue rodeado con ramos de olivos y hojas de palma, entre cánticos y exclamaciones, en su camino hacia el histórico templo de esta ciudad.
Según los Evangelios, la gente alfombraba de hojas el camino de quien consideraban el Hijo de Dios y dejaban a su lado pequeñas ramas de olivo al son de cantos de los Salmos, que decían: “Bendito es el que viene en el nombre del Señor. Bendito es el enviado del Reino de Nuestro Padre”.
De allí surge el nombre de la fiesta, así como la costumbre de entregar ramos de olivos en los servicios religiosos de la fecha. Con este objeto, se busca emular el escenario en el que, como narra el Evangelio de San Mateo, “entró Jesús en Jerusalén, y en el templo; y habiendo mirado alrededor todas las cosas, como ya anochecía, se fue a Betania con los doce”.
Fotogalería bendición, procesión y Santa Misa Domingo de Ramos en Basílica Nuestra Señora de Aránzazu












En este día, la Santa Misa se caracteriza enteramente por el tema de la Pasión de Jesús, reflejado en los evangelios que la definen. La primera lectura, tomada del libro del profeta Isaías (el Canto del Siervo del Señor, Isaías 50), se convierte en una oración en el Salmo 22, con el estribillo «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?». Un temor que, sin embargo, no impedirá a Jesús obedecer al Padre «hasta la muerte en la cruz», como recuerda el texto de Filipenses, elegido como segunda lectura.






