El primer mes de Massa: medidas para contener el gasto público, actualizar tarifas y generar reservas
Las primeras cuatro semanas de gestión tuvieron señales fiscales que fueron bien recibidas por los mercados. Ahora el foco está puesto en la revisión del acuerdo con el FMI y contacto con inversores externos.
La gestión de Sergio Massa al frente del Ministerio de Economía llega a su mes y en estas cuatro semanas la economía experimentó una inflación alta persistente que se espera que continúe en septiembre, una modesta mejora en indicadores financieros decisivos como el riesgo país y el precio de los bonos, pero con una urgencia que se mantiene: la falta de dólares en el Banco Central para pagar importaciones y la deuda.
A horas de que el jefe del Palacio de Hacienda encare su primera misión en el exterior, cuando visite Washington y Houston en busca de inversiones y de continuar las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional para conseguir más financiamiento, el balance de la primera etapa mezcla algunas dificultades para conformar su equipo de trabajo, negociaciones trabajosas con el sector agropecuario para acelerar la liquidación de divisas, y un esquema de controles cambiarios perforados para incentivar a sectores con potencial exportador.
Aparece también en el horizonte próximo una negociación decisiva: Massa y su equipo tendrán su primer encuentro cara a cara para destrabar un desembolso de USD 4.000 millones y definir de qué manera el Gobierno podrá cumplir las metas del primer año de vigencia del Extended Fund Facility (EFF) firmado entre Washington y Buenos Aires en marzo pasado.
Indicadores financieros
Los indicadores de los mercados de dinero y cambiario fueron los que les dieron las noticias más positivas al ministro de Economía. Tras la volatilidad que fue característica durante el mes entre la salida de Martín Guzmán y la llegada de Massa al menos amainó, aunque los inversores esperan todavía más señales sobre el programa del ministro.
En ese plano, el riesgo país tuvo un desplome inicial desde 2.900 puntos hasta casi 2.400 unidades el 25 de julio, cuando el nombre del tigrense empezó a sonar con fuerza para ser el nuevo inquilino del Palacio de Hacienda, todavía con Silvina Batakis en plena misión oficial de presentación en los Estados Unidos.
Desde ese momento y ya conocido el primer paquete medidas de Massa al frente del Ministerio de Economía, la reacción del mercado fue de expectativa calma y el nivel de riesgo país se mantuvo relativamente estable aún en un nivel altísimo. El piso fue de de 2.316 puntos básicos en el indicador elaborado por JP Morgan el 26 de agosto, y el techo tuvo lugar el 5 de agosto, con 2.489 unidades.
Esa estabilidad en el riesgo país estuvo relacionado con cierta tranquilidad en los bonos en dólares, que si bien todavía están con niveles de precios que rondan entre los 22 y los 25 dólares, mejoraron marcadamente respecto a su piso, como en el caso del AL30 (30,9%), Global 2030 (24%) y AE38 (18,3%). De todas formas, en lo que va del año los títulos en dólare acumulan desplomes fortísimos de entre 28 y 33 por ciento.
Para el caso de las acciones, el Merval expresado en dólares (a valor contado con liquidación) que elabora la sociedad de Bolsa Rava muestra que desde el piso de 326 dólares el 21 de julio, ese indicador mejoró 42% en moneda dura en el último mes (12,6% en lo que va del año).
A lo largo de agosto algunos títulos de renta variable se destacaron del resto, como el caso de YPF, Tenaris, Corporación América y Edenor con ganancias mensuales en dólares de 47,7%; 29,8%; 25,8% y 23,4%, respectivamente, según las cotizaciones en Wall Street.
Dólar y reservas
El cambiario y sector externo es el frente más crítico que afrontó Sergio Massa. Su plan inicial al llegar al Ministerio de Economía fue buscar una suerte de “shock” de reservas mediante varios canales: aceleración de exportación de distintos sectores, préstamos repo y desembolso de créditos de organismos internacionales.
Su primera aproximación fue de unos USD 5.000 millones, en un plazo de 60 días. Transcurrido su primer mes al frente del timón económico, esa cuenta de liquidación de divisas acelerada todavía no alcanzó la velocidad buscada.
El cambiario y sector externo es el frente más crítico que afrontó Sergio Massa
Esa dificultad en incrementar el ritmo de acumulación de reservas que aún persiste tuvo una contracara que en el equipo económico destacan como positiva: las importaciones de energía a lo largo de agosto se redujeron respecto a los USD 2.000 millones que promediaron en junio y julio. Y en septiembre creen que serán aún menores, lo que representará un desafío menos para las arcas del BCRA.
Un indicador relevante para la plaza financiera, y que se asocia a una señal fiscal aportada por el Gobierno, fue que el Tesoro cerró agosto con financiamiento neto por $210.000 millones por las colocaciones de deuda.
Las cotizaciones paralelas, por su parte, le dieron también un respiro al equipo económico. El dólar blue terminó el mes a $290 para la venta, con lo cual recortó seis pesos o un 2%, desde los $296 del cierre de julio. El billete en el mercado paralelo venía de escalar nada menos que un 15% en junio y otro 24% en julio.
Armado del gabinete: cambios en Energía y el viceministro
La conformación del equipo de colaboradores de Sergio Massa también tuvo sus idas y vueltas. Algunas decisiones fueron más inmediatas desde la llegada del nuevo ministro, que además pasó a concentrar áreas que anteriormente estaban distribuidas en otros ministerios como Agricultura o Desarrollo Productivo.
Una de las sorpresas fue la llegada de la salteña Flavia Royón a la Secretaría de Energía, donde Massa dispuso un recambio de autoridades, en un área que estaba cruzada por las internas en el Frente de Todos y con funcionarios que habían tenido fuertes enfrentamientos con el ex ministro Martín Guzmán.
Massa dispuso un recambio de autoridades, en un área que estaba cruzada por las internas en el Frente de Todos
Salieron de ese área Federico Basualdo y Darío Martínez, mientras que Federico Bernal pasó de ser titular de Enargas a subsecretario de Hidrocarburos.
La secretaría de Programación Económica, que en los papeles actúa como un viceministerio, también tuvo sus idas y vueltas. El nombre de Gabriel Rubinstein sonó desde el inicio del mandato massista en Economía pero su desembarcó se demoró dos semanas.
Rubinstein actúa como el encargado de darle una visión “macro” a la gestión de Massa y se sentará con el FMI a darle formato a los próximos meses de política económica, con la fijación de las pautas presupuestarias para el próximo año.
Señales fiscales: baja del gasto, subsidios y más recursos
Una de las principales señales que procuró dar el ministro de Economía apenas llegado a su puesto fue asegurar que intentaría cumplir con el compromiso de reducción de déficit que está explícito en el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional.
En ese aspecto, anunció que los Ministerios y otras áreas del Estado no contarán con más fondos de lo que quedó presupuestado en el decreto de mediados de junio e incluso instó al resto de las dependencias a pasar un “peine fino” del gasto para poder descartar partidas para su ejecución hasta fin de año y que esos pesos vuelvan al Tesoro nacional.
Massa detectó que la continuidad de la velocidad del gasto público cuando arribó al Palacio de Hacienda hubiese implicado terminar el año con un rojo primario de 3,2% del PBI
Eso sucedió porque el equipo de Massa detectó que la continuidad de la velocidad del gasto público cuando arribó al Palacio de Hacienda hubiese implicado que el Gobierno terminaría el año con un rojo fiscal primario de 3,2% del PBI, es decir 0,7% puntos por encima de lo fijó la meta vigente en el acuerdo con el FMI.
Otra pata en ese aspecto fue la puesta en marcha del nuevo esquema de tarifas subsidiadas pero con un tope de consumo. Si bien su implementación tendrá un efecto fiscal más claro el año próximo, en lo que resta del 2022 implicará un ahorro levemente menor a los $50.000 millones.
Fuente Infobae