En Junio de 1966 caía el gobierno constitucional del Doctor Arturo Illia
Cae el Gobierno Constitucional del Doctor Don Arturo Umberto Illia en Argentina (28 de Junio de 1966).
Un 28 de Junio de 1966, las Fuerzas Armadas, apoyadas por grupos civiles, llevaron adelante un nuevo Golpe de Estado en Argentina. El Presidente Constitucional, Doctor Don Arturo Umberto Illia, “se resistió a abandonar la Casa de Gobierno y sólo aceptó irse cuando fue inminente la acción de las tropas rebeldes para desalojarlo por la fuerza”. Una vez en la puerta, “rechazó retirarse en el auto presidencial, tomando un taxi, como último gesto de su austera gestión de gobierno”.
El hombre que en 1963, con el 25% de los votos, había llegado a la Presidencia de la Nación Argentina, de la mano de la Unión Cívica Radical del Pueblo (UCRP), acompañado por el entrerriano Doctor Don Carlos Humberto Perette, y que provenía de la rama del Radicalismo Sabattinista de Córdoba, un día como hoy volvía a su casa de Cruz del Eje (Córdoba), “para reabrir su consultorio y trabajar humildemente, como lo había hecho toda su vida”, dejando grandes enseñanzas del rol que debe cumplir un dirigente político en la función pública.
Su gestión, se destacó “por la austeridad y la moral en la administración de los recursos del Estado”. Además, tal como había prometido en la campaña electoral, “anuló los contratos petroleros firmados por el Doctor Arturo Frondizi”, que “habían entregado gran parte de la soberanía nacional al capital extranjero”. En otro ámbito, “estableció el Salario mínimo vital y móvil y planificó democráticamente la economía, llevando adelante el Plan de Desarrollo”. También, “sancionó la Ley de Medicamentos”, a fin de impedir que los laboratorios de las empresas multinacionales manejasen a su antojo el mercado, entre otras obras de gobierno.
Paralelamente, en éste periodo, “el Producto Bruto Interno Nacional creció del 2% en 1963 al 9, 5% en 1965 (en especial en el sector industrial), se incrementaron las reservas y disminuyó la deuda externa, interviniendo activamente el Estado para regular precios”. En cuanto a los trabajadores, “sus salarios crecieron del 36% en 1963 al 41,10%, en 1966 y bajó la desocupación del 9% en 1963 al 5 % en 1966”.
En materia educativa, “se sancionó uno de los mayores presupuestos de la historia del país (23%) y las Universidades Argentinas fueron de las más prestigiosas de Latinoamérica”.
Como puede apreciarse, el Doctor Don Illia fue el gobernante que logro las mejores cifras de crecimiento argentino en su época, el nacionalista que se opuso a enviar tropas a la República Dominicana, además de lograr el apoyo de la mayoría de los países que integraban la Organización de Naciones Unidas (ONU) “para el reconocimiento pacífico de los derechos argentinos sobre las Malvinas y archipiélago austral”, el demócrata ejemplar, el defensor de la cultura y la universidad (que luego serían pisoteadas por fascistas), el gobernante austero “cuyo único bien era una casa regalada por sus pacientes y que no contaba ni con automóvil ni con cuentas bancarias propias”.
Su tremenda superioridad moral sobre quienes no pueden explicar su derrocamiento y sólo atinan a excusarse, o sobre quienes sueñan con volver a la larga noche iniciada el 28 de Junio de 1966, resulta incuestionable. En la Historia Argentina de la Nueva Democracia, iniciada el 10 de Diciembre de 1983 con el Doctor Don Raúl Ricardo Alfonsín, ocupa un lugar esencial, como estadista, cuyas acciones han de continuarse.
La vida de aquel humilde médico rural, muerto en la pobreza, depositario de la ley, del respeto de la palabra empeñada, del ejemplo que todo hombre público debe detentar, que es “alejarse de las pompas y vivir en los caminos polvorientos de la libertad y la decencia”, son las banderas que nos muestran el camino que tienen que tomar los ciudadanos que llegan a los cargos públicos y el ejemplo cabal que se puede realizar éste principio.
En cuanto a nuestro presente, como diría el Doctor Don Illia: “Esta es la hora de la gran revolución democrática, la única que el pueblo quiere y espera; pacífica sí, pero profunda, ética y vivificante, que al restaurar las fuerzas morales de la nacionalidad nos permita afrontar un destino promisorio con fe y esperanza”.
Prof. Damián D Reggiardo Castro.
Fuentes consultadas:
-Eggers Brass, Teresa. “Historia Argentina (1806-2004). Una Mirada Crítica”. Buenos Aires. Maipué, 2004.
-James, D., (Director de Tomo). “Nueva Historia Argentina, Violencia, Proscripción y Autoritarismo (1955-1976)”. Buenos Aires. Sudamericana, 2003.
-Luna, Félix (Director). “Colección Memorial de la Patria, La Democracia Inestable (1962-66)”. Buenos Aires, La Bastilla, 1986.
-Romero, Luis Alberto. “Breve Historia Contemporánea de la Argentina”. 3º Ed. Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica, 2012.
-Sáenz Quesada, María. “La Argentina. Historia del País y de su Gente”. 1º Ed. Buenos Aires. Sudamericana, 2012.