«No pretendemos ser expertos en diagnósticos, sólo recogemos el lamento y las lágrimas de la gente…¿QUÉ HICIMOS DE NUESTRA PATRIA? » Documento Conferencia Episcopal Argentina
La Iglesia Católica emitió un documento donde expone con preocupación la falta de un horizonte claro en el país. Dialogamos al respecto con el obispo diocesano allí presente, Monseñor Héctor Luis Zordán.
Hilda Sosa WWW.ENTRERIOSNOTICIAS.AR
La Conferencia Episcopal Argentina advirtió este miércoles, documento mediante (leer texto al pie del video), sobre la adversa situación social y económica que impera e interpela en la sociedad nacional, amén de la falta de valores y agresión estructural que la sella. Tomando como punto referencial, las cuatro décadas de democracia, que se cumplirán el próximo 10 de diciembre.
El mensaje, titulado “A 40 años de la recuperación de la democracia renovamos la esperanza”, fue difundido en la tarde de este miércoles 26 de abril, en el marco del tercer día de deliberaciones de la Asamblea Plenaria del Episcopado, reunido en la Casa de Retiros “El Cenáculo” de la localidad de Pilar, encabezados por su titular, el obispo de San Isidro, monseñor Oscar Ojea.
Presente allí, en connivencia con el rol clerical que le interpela, Monseñor Héctor Luis Zordán, Obispo de la Diócesis de Gualeguaychú, a la que pertenece Victoria, dialogó con nuestro medio.
«la idea es animar a la esperanza…estamos viviendo en una dificil situación», señaló Zordán, destacando que esa desazón es la que reciben ellos permanentemente de parte de la ciudadanía, como pastores receptores de la escucha cotidiana.
Hizo hincapié luego en la pérdida de oportunidad padecida por la sociedad argentina, en cuanto al retorno de la democracia, hace cuarenta años atrás; por el comportamiento no sólo de nuestros gobernantes, sino de todos los actores sociales, en mayor o menor medida; «tenemos un futuro desesperanzador y hoy nos damos cuenta de ello, por eso queremos transmitir sobre todo esperanza».
A posteriori, dio detalles de la forma en que se gestó dicho documento, en franca interacción con sus pares del resto del país, «esta comunidad episcopal es de gran fraternidad y sobre todo, la manera en que se tratan los temas, con tanto respeto y valoracion de la palabra de lo que dice cada uno».
Párrafo aparte, hizo mención a la misión a la que invita dicho documento, la cual sugiere visitar los barrios de mayor vulnerabilidad de cada comunidad, si bien fue implacable, al observar que hoy en día, la más castigada es la clase media. (AUDIO VIDEO)
Texto documento Conferencia Episcopal Argentina
A 40 años de la recuperación de la democracia renovamos la esperanza.
Hermanas y hermanos de nuestra querida patria, día tras día vemos un pueblo que sufre. Pesa el agobio del desencanto, las promesas incumplidas, los sueños rotos. Pesa también la falta de un horizonte claro para nuestros hijos. Angustia sentir que es cada vez más difícil poner el pan en la mesa, cuidar la salud, imaginar un futuro para los jóvenes.
Se suman el miedo a salir a la calle, la violencia y la agresión generalizada. Se hace sentir cada vez más la pérdida de los valores que sostenían la vida familiar y social.
Nos duele en el alma la deserción de los chicos del colegio, las aulas reemplazadas por una esquina o un rincón peligroso a la vista de madres impotentes. Volvemos a olvidar que la mejor política de seguridad es la educación.
No pretendemos ser expertos en diagnósticos, sólo recogemos el lamento y las lágrimas de la gente que nos encontramos en nuestros pueblos y barrios. ¿Qué hicimos de nuestra patria? A cuarenta años de la recuperación de la democracia vemos con dolor cuánto desaprovechamos las posibilidades que teníamos de construir una Argentina pujante y feliz.
Pero la bronca y el cansancio no son buenos consejeros. Invitamos con fervor a seguir confiando en el camino democrático con la esperanza de que estamos a tiempo. Siempre es posible renacer si lo hacemos entre todos. Siempre hay camino si somos capaces de conversar y de ponernos la patria al hombro. Este es un deseo que no sabe de grietas o partidos, es de un pueblo.
Por eso pedimos, rogamos a quienes poseen mayores responsabilidades que tengan la grandeza de pensar en el sufrimiento de muchos, más que en los intereses mezquinos. La gente necesita recibir propuestas concretas y realistas más que soluciones tan seductoras como inconsistentes. También espera que se sienten a escucharse y a discutir con respeto hasta encontrar puntos en común. Ansía caminar hacia un proyecto estratégico de desarrollo, que abra un horizonte de esperanza, dignidad, paz social, trabajo y prosperidad, privilegiando a los tirados al borde del camino.
Por otro lado, de ésta no zafa nadie. Dice Francisco: “Seamos parte activa en la rehabilitación y auxilio de las sociedades heridas… Es posible empezar de abajo y de a uno, pugnar por lo más concreto y local hasta el último rincón de la patria…” (FT 77-78).
Nos inspiran muchos que ya lo están haciendo. Como hermanos y conciudadanos queremos invitarlos e invitarnos a cultivar los grandes valores de la honestidad, la laboriosidad, el respeto, el cuidado de la vida, la bondad, el servicio, la justicia. Sin ellos no habrá políticas ni proyectos que nos saquen del pozo. También la actividad política debería estar cimentada en una vida austera y coherente.
Nosotros como creyentes también proponemos un camino desde la fe. El Dios que nos dio la vida y nos quiere tanto puede darnos la fuerza para no bajar los brazos y seguir luchando. Porque si no actuamos hoy, dejaremos de ser protagonistas para convertirnos en espectadores fracasados.
Como pequeño gesto hemos decidido que todas las diócesis del país hagamos una misión visitando algunos de nuestros barrios donde viven los más vulnerables y abandonados.
Con todo cariño pedimos al Señor que bendiga nuestra patria y a la Virgen de Luján que no nos suelte de la mano.
Los Obispos reunidos en la 122º Asamblea Plenaria Pilar, 26 de abril de 2023
Algo sobre Monseñor Héctor Luiz Zordán
ZORDÁN, Héctor Luis M.SS.CC. (Misionero de los Sagrados Corazones)
Obispo Diócesis de Gualeguaychú
Nació en Calchaquí, provincia de Santa Fe, el 30 de noviembre de 1956; fue ordenado sacerdote en la congregación de los Misionero de los Sagrados Corazones de Jesús y de María, el 17 de marzo de 1984 en Capitán Bermúdez; siendo elegido obispo de Gualeguaychú por el papa Francisco, el 28 de marzo de 2017.
Ordenación realizada en la catedral de Gualeguaychú, el 28 de mayo de 2017 por Monseñor Jorge Lozano, actualmente arzobispo coadjutor de san Juan de Cuyo; tomando posesión de la sede episcopal e iniciando su ministerio pastoral ese mismo día.
En la Conferencia Episcopal Argentina es miembro de las comisiones de Vida Consagrada y de Catequesis, Animación y Pastoral Bíblica.