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POLIOMIELITIS «la enfermedad me hizo más fuerte, soy una batalladora» Belcha Godoy, un testimonio en primera persona

Cada 24 de octubre se celebra el Día Internacional de la Lucha contra la Poliomielitis. Desde ENTRERIOSNOTICIAS.AR dialogamos con Beatríz Godoy de Sobrero (Belcha), testimonio fiel de quien supo llevar su vida con hidalguía atravesada por esta enfermedad.

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Hilda Sosa WWW.ENTRERIOSNOTICIAS.AR

(video entrevista al pie del texto)

«No hay victoria más grande que el triunfo de uno sobre sí mismo…»

Corría la década del cuarenta y Victoria no era ajena al flagelo de una enfermedad que se extendía ininterrumpidamente en el mundo, la poliomielitis, enfermedad viral ésta que puede afectar la médula espinal, causando debilidad muscular y parálisis.

Un escenario aquel de Las Siete Colinas, donde un médico de la Victoria de entonces, Dr. Marcos Waisestein, hizo mucho para paliar aquella adversidad; viajando otrora incluso a Buenos Aires, más exactamente al Hospital de Niños Gutiérrez, donde se conectó con dos kinesiólogas australianas, que habían venido desde su país con un nuevo método «de fomento» para calmar a los damnificados por dicha enfermedad; es más una de ellas vino a Victoria, invitada por él.

El mentado tratamiento consistía en someter a los pacientes durante 24 horas, con fomentos húmedos calientes con toallas, en las zonas paralizadas, venciéndose de esa forma al espasmo y dolor muscular que ocurre en la fase aguda, para poder luego movilizar el músculo afectado en forma pasiva, hasta poder el paciente mover por sí mismo dichos músculos. También, consiguió que el Dr. Pedro Radío le cediese una sala del asilo de ancianos, donde internó a todos los “padecientes”. (ver link al pie de la nota)

Entre los nombres de quienes vivenciaron en ese entonces la adversidad de la enfermedad, está el de nuestra entrevistada, Beatríz Godoy, más conocida como Belcha, esposa del ex legislador provincial Dr. Daniel Sobrero, hoy octogenaria, quien en aquel momento contaba con tan sólo un año y ocho meses de vida cuando fue diagnosticada.

La palabra de ella, su testimonio, recuerdo y experiencia intransferible, nos llevan a aquellos años donde Victoria hizo espejo en lo que el mundo vivía.

La niña Belcha

“Yo no había alcanzado a aprender a caminar cuando tuve polio, tenía un año y ocho meses, estuve un tiempo con el cuerpo entero paralizado y luego a los tres años comencé a caminar” comentó, aclarando que a ella el virus le tomó los miembros dobles (pierna derecha), “cuando te ataca un miembro doble, mata los músculos, los nervios, todo”.

En su relato, Belcha desstacó que si bien ella no fue atendida por el Dr, Marcos Wasestein, reconoce y agradece su labor; ya que ella transitó su enfermedad de la mano del Dr. Uranga en Paraná.

Al contraer la enfermedad tan pequeña ¿recordás en qué momento te diste cuenta que algo no andaba bien?, que tal vez no podías jugar como los demás niños de tu edad.

No, yo hice una vida absolutamente normal jugaba al zorro, me caía, me levantaba, en mi casa no me malenseñaron para nada, al contrario, no me sobreprotegieron, entonces a mí eso me hizo ser fuerte. 

Más allá del contexto de aceptación y tranquilidad que dijo la embargaba por entonces, sí expuso con más intensidad todas las actividades realizadas para paliar la enfermedad.

“Me recuperaron con natación, acá no había ninguna pileta de natación y en el río no se puede, entonces iba a Rosario a un profesor para que me diera clases de natación, hacía todos los estilos y en el verano me mandaban a Paraná al Club Estudiantes, donde tenía un entrenador que me hacía terapia.

Todo aquello siempre bajo la tutela, presencia y acompañamiento de su madre, Berta Medrano, a quien recuerda con mucha amorosidad, ya que su presencia a la par de todas las acciones que debió realizar fueron de la mano de ella, “mamá me cuidó mucho, dejó la familia para quedarse conmigo”.

Una enfermedad a la que le dio batalla

La “enseñanza madre” que le dejó a Belcha el transcurrir su vida con poliomielitis, fue la empatía, el ser solidario y no fijarse ni el qué, ni porqué, ni para qué ni a quien, sólo mirar al semejante como un par que camina con uno; amén de la concientización de atender las alertas de nuestro cuerpo cuando nos habla a través de dolores y silencios.

“Nada me impidió hacer una vida normal, nunca sufrí bullying en la escuela, si me caía automáticamente me levantaba, nunca tuve complejo; tengo carácter, soy batalladora, siempre trabajé a la par de estudiar en Paraná, fui preceptora durante cinco años en la Escuela Normal de Paraná y por la tarde iba a la Cultural Inglesa” recordó, haciendo hincapié luego, en que desea que su testimonio sume fundamentalmente, para que todos seamos mejores seres humanos.

“Nunca hay que hacer diferencias con nadie, todos somos iguales, la enfermedad me hizo más fuerte soy una batalladora”, finalizó. (VIDEO)

Belcha y su esposo Daniel Sobrero junto a sus hijos, Cecilia, Luciano, Lucrecia y Natalia

Belcha y su esposo Daniel Sobrero junto a sus nietos, Guillermina, Catalina, Leticia, Julia, Facundo, Matilde, Emilia y Malena

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