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El Consejo Agroindustrial Argentino pidió apoyo al sector ante la sequía

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Los sectores que conforman el Consejo Agroindustrial Argentino (CAA) plantearon su preocupación por el avance de la sequía en diferentes regiones del país y las consecuencias económicas y sociales que podría generar, y advirtieron sobre la falta de legislación preventiva que permitan hacer frente a la difícil situación. En un comunicado de prensa señalaron que la actual campaña agrícola transcurre en un contexto climático adverso, con ausencia de lluvias y bajas reservas hídricas, mientras existen pronósticos poco alentadores que podrían derivar en una de las peores sequías de las últimas décadas.

Las 61 entidades que forman parte del Consejo Agroindustrial alertaron sobre los efectos negativos de una tercera “Niña” consecutiva en la producción de granos, pero también en el sector de la carne, la lechería y las economías regionales. “De no registrarse lluvias en el corto plazo, las pérdidas en la producción afectarán seriamente a las empresas agroindustriales y se reflejarán en menores exportaciones e ingreso de divisas, aporte a la recaudación fiscal, caída del empleo en las distintas regiones del país, y menor crecimiento económico”, plantearon las entidades en un comunicado.

Frente a este panorama, se mencionó en el documento la necesidad de avanzar hacia un contexto de desarrollo de una “política integral para la gestión de los riesgos que enfrentan las producciones”, que principalmente debería contemplar, según la visión del CAA, de una Ley de Seguro Agrícola y por otro lado con la actualización de la Ley de Emergencia Agropecuaria. Al respecto, el Consejo recordó que hace 9 meses presentó ante el Poder Ejecutivo un anteproyecto de Ley de Seguro Agrícola, “pero no tuvo eco hasta el momento”, agregaron.

La ausencia de lluvias impacta de lleno en la actual campaña de trigo, y abre un gran signo de interrogación a la próxima siembra de granos gruesos. En relación al cereal, el informe del CAA reflejó que las limitantes hídricas obligaron a recortes de más de 500 mil hectáreas en la superficie estimada, siendo el NOA y el Centro-Norte de Córdoba y Santa Fe las regiones más afectadas. También se apuntó que a nivel nacional, “el 50% de la superficie de trigo reporta una condición hídrica entre regular y sequía, con casi un 60% de dicha superficie concentrada sobre el NOA, NEA, donde el cultivo se encuentra en plena espigazón, y la región Núcleo, donde el cultivo se encuentra iniciando su periodo crítico”.

Además, se recordó que en las provincias de Córdoba, La Pampa, San Luis, Santiago del Estero, Tucumán y el sureste de Catamarca se sembró la menor superficie de, al menos, las últimas 5 campañas y se prevé que el área a cosechar sea menor aún debido al contexto generalizado de estrés hídrico, al que se le suman las últimas heladas que se registraron en las mencionadas zonas.

“En cuanto al desarrollo del cultivo, la ausencia de precipitaciones a lo largo del invierno junto a las heladas registradas, limitaron el crecimiento y generaron daños”, dijeron desde el Consejo Agroindustrial, y agregaron que en la zona núcleo el 85% de los cultivos presenta un estado de sequía, un 10% en escasez y 5 % en estado regular respecto de los mapas de reserva de agua en los suelos. Por otro lado, en materia de rendimientos, las estimaciones apenas alcanzan el 50% de lo esperado en gran parte de la región. Sobre el norte del área agrícola, se prevén pérdidas en los potenciales de rendimiento e incluso de área cosechable.

Granos gruesos y economías regionales

De cara a la siembra de granos gruesos, como soja y maíz, la misma comienza con el escenario de mayor sequía de los últimos 27 años, por el invierno más seco desde 1995 y el efecto arrastre de la falta de lluvias en otoño y verano. De concretarse, sería el tercer año consecutivo con evento de características “La Niña”. En el caso del girasol, el 57 % de las hectáreas ya implantadas transitan las primeras etapas vegetativas con una condición hídrica entre regular y sequía comprometiendo su rinde potencial.

Por otro lado, el CAA señaló que “la situación de las economías regionales es sumamente incierta”, donde una de las regiones más complicadas por la ausencia de lluvias siguen siendo las provincias del NEA, con las producciones de yerba mate, cítricos y forestación que aún se están recuperando de los incendios y la sequía extrema que tuvo lugar en el último verano. A todo esto, en el centro del país, se detalló que la producción de legumbres, la floración para la producción de miel, y la disponibilidad de pasto para algunas cuencas lecheras “ha sido un punto crítico”. En lo que respecta a la zona cordillerana, la disponibilidad de agua para riego también sigue siendo escasa, y aumenta la producción por los rendimientos productivos potenciales, así como el aumento de los costos energéticos que requiere su gestión. “Los efectos de estos eventos no sólo se observarán este año, sino también en los venideros”, concluyó el comunicado del Consejo.

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