«Cuando vi el resultado de la mamografía enseguida fui a buscar a mi hermana»

Hilda Sosa WWW.ENTRERIOSNOTICIAS.AR

«Nadie puede convertir en derrota la victoria de quien se ha vencido a sí mismo…»

El verano del 2023 fue la punta de lanza de un difícil transitar en la vida de María Eugenia Viera, que si bien hoy encontró su cauce en un presente promisorio, donde la fortaleza, la templanza y distintas emociones a flor de piel hacen espejo en semblante, el recorrido tuvo sus vaivenes que hoy canaliza orgullosa desde su sabiduría, experiencia ganada y sobre todo…desde su ser mujer.

Casada con Luis Alasino, conformaron a lo largo de su matrimonio un hogar atravesado, definido y sellado con las adolescentes existencias de María Paz, Ángeles y Trini, fieles reflejos de bellezas heredadas.

Veintitrés minutos de un relato que comienza con aquel 10 de enero del 2023 cuando el resultado de una mamografía sentenció un momento de susto, de miedo, pero donde su inquieta y valiente alma buscó abrumada refugio en roca firme, “lo primero que hice fue ir en busca de mi hermana Gisella…»

Un testimonio en primera persona

María Eugenia relató que cuando recibió el diagnóstico si bien como cualquier persona, no estaba preparada para recibir una noticia de ese tenor, ya su propia experiencia de vida con la salud de su padre le enseñó como enfrentar lo que debía afrontar a partir de allí.

“Al llevar el resultado de la mamografía a mi ginecóloga Luján Bussi, ella enseguida tomó cartas en el asunto y rapidísimo, en menos de una semana ya tenía todo listo para los próximos estudios a realizar” indicó, trayendo además a su relato el recuerdo de la cirugía y el pertinente tratamiento oncológico que derivó en quimioterapia, realizado por la Dra. Florencia Rizzi.

Asimismo, a partir de entonces la incondicional presencia de su marido fue estructural y pilar para todo lo que vino después.

Dejar todo en manos de Dios

Hubo una serie de estudios que se los realizó en Paraná, entre ellos la biopsia, paso decisorio para conocer y reconocer el grado de carcinoma que le interpelaba; por lo que cuando retiró aquel resultado adverso, junto a su marido fueron a la Catedral de la capital provincial y le entregó todo a Dios.

“Nunca me pregunté porqué a mi, por el contrario siempre dije, ¿por qué yo no puedo ser?¿quién soy yo para tener coronita?, entonces lo que hice desde el primer momento fue entregar el camino y confiar”.

“En mi diálogo con Dios le pregunté que yo no sabía qué era lo que Él quería de mí, pero que yo tenía muchas ganas de vivir y que tenía tres hijas esperándome”

-SI nunca te preguntaste el porqué, ¿te preguntaste el para qué?

-Sí, uno siempre encuentra el para qué o por lo menos traté de canalizarlo por algún lado donde sentía que yo podía ayudar a los demás, por ejemplo en andar sin peluca, para ayudar a las mujeres que pasaban por lo mismo. De hecho cuando se me cayó el cabello, primero de un lado y después del otro, fui a mi peluquera Silvana Amato, que me ayudó mucho y le estoy muy agradecida.

Párrafo aparte, reconoció la sabiduría y maduréz de sus hijas, quienes a pesar de su corta edad hicieron caso omiso durante el proceso, al hecho de los cambios físicos de su madre, haciéndole entender que maternar es mucho más profundo que una linda cara.

-¿Cuántas veces dijiste la palabra gracias en este proceso?

-Muchas, en todo momento, por el marido de fierro que tengo y por mi familia. Nunca me enojé, nunca me enojé con Dios, nunca me enojé con la vida, nunca me enojé con la enfermedad, siempre fue agradecer.

Al finalizar dejó un sentido mensaje para aquellas mujeres y hombres que estén pasando por una enfermedad oncológica, “les digo que es muy importante tener proyectos, tener en mente lo que vendrá, confiar en Dios y entregarle el camino”.-

NOTA: este próximo domingo 2 de noviembre se realizará la ya tradicional Caminata Rosa, organizada por la Fundación Oncológica Victoria, en el marco de concientización de Prevención y Detección del Cáncer de Mama.