Victoria

Desde la Dirección de Salud se recomienda que niños y adolescentes no consuman bebidas mal llamadas energizantes

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Desde la Dirección de Salud Municipal, encabezada por el médico pediatra Federico Picchi, se recomienda que niños y adolescentes no consuman bebidas mal llamadas energizantes. Hay que tener en cuenta que estas bebidas, publicitadas como energizantes, se diferencian de las bebidas isotónicas porque estas últimas son para deportistas, utilizadas para rehidratarse y reponer minerales y azúcar tras la actividad física.

En cuanto a las bebidas mal llamadas energizantes, provocan distintos problemas en niños y adolescentes. Estas bebidas contienen grandes cantidades de azúcar, cafeína y taurina (potenciador de la cafeína) e, incluso, algún tipo de vitamina y extracto de hierbas que se promocionan como «estimulantes o energizantes». Algunos de los problemas que genera el consumo de estas bebidas en niños y adolescentes son:

• Trastorno del estado de ánimo, baja autoestima y depresión.

• Nerviosismo y ansiedad.

• Problemas de concentración.

• Insomnio.

• Empeoramiento del rendimiento escolar.

• Aumento de la tensión arterial.

Por otra parte, desde la Dirección de Salud se especificó que las elevadas cantidades de azúcar que contienen este tipo de bebidas aumentan el riesgo de caries, diabetes, sobrepeso y obesidad. En este sentido, se aclaró que el consumo habitual y prolongado puede ocasionar daños microvasculares que pueden llevar a una enfermedad renal crónica. Además, en caso de un consumo frecuente, se informó que aparecen síntomas relacionados con el síndrome de dependencia o de abstinencia a la cafeína.

Para el caso de los adolescentes que combinan las bebidas energéticas con alcohol, se indica que el alcohol es un depresor del sistema nervioso, mientras que la cafeína es un estimulante que les hace ‘sentir bien’ y perder la noción de lo bebido y sigan bebiendo, con el consiguiente riesgo de acabar en una intoxicación etílica. Su consumo puede provocar efectos como alteraciones cardíacas, taquicardia, palpitaciones, aumento de la presión arterial, falta de coordinación motora, entre otros.

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