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«Mi padre enojado me decía ¿VAS A SER HIPPIE?» Antonia Sleger, una vida dedicada a la pintura, el dibujo y la escultura

Nacida en los resabios la Segunda Guerra Mundial, la artista Antonis Sleger supo construir y transcurrir su rica vida en el arte, desde las colinas victorienses. (VIDEO ENTREVISTA AL PIE DE LA NOTA).

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Hilda Sosa WWW.ENTRERIOSNOTICIAS.AR

Nacida el 28 de enero en los albores de los años cincuenta, en el crudo invierno del poblado de Okucani, en Yugoslavia, interpelado por un contexto mundial que se encontraba aún cerrando las cruentas heridas interpeladas por la belicosidad, en el seno de una familia que vivió in situ los adversos vaivenes de la Segunda Guerra Mundial, Antonia supo desde pequeña que el arte se deslizaba en sus venas.

Claramente un contexto geopolítico aquel, que ayudó para que decidiesen recorrer muchos kilómetros y afincarse en el sur entrerriano, más exactamente en Las Siete Colinas, donde los esperaban parientes, que ya se encontraban aquí, en la región.

Asi fue como a sus cortos cinco años de edad en el mes de junio de 1955, cuando ya se “olía” la caída del gobierno de Juan Domingo Perón en manos militares; llegó a Victoria con su familia, conformada por su padre Baclav, quien traía sobre su propia historia el haber participado de la Segunda  Guerra Mundial; su madre Ana y sus hermanos Zeljko, y Durdija; el más pequeño de nombre Simón nacería con el tiempo, cuando ya estaban radicados en nuestro país.

Fiel a su memoria emotiva y sentimental, Antonia no guarda en sus recuerdos el lugar que la vio nace, pero sí el hogar que la contuvo, enmarcado por férreos inviernos blancos, “recuerdo que el viaje en barco por el mar duró más de veinte días, llegamos primero a Buenos Aires y luego viajamos en lancha hasta llegar a Victoria” relató Antonia, trayendo luego al presente una anécdota que escenifica los viejos tiempos vivenciados, “cuando llegamos a Entre Ríos nos esperaba mi abuela y era tanta su ansiedad y deseo por vernos que ni bien se arrimó la lancha, sacó a mi hermano por la ventanilla”.

Su nombre originario de aquellas tierras europeas es Tonkisa, por lo cual al arribar al suelo argentino, se lo cambiaron por Antonia, pero muchos la conocen por el diminutivo Tonka (de Tonkisa), que es la nominación que ella a lo largo de su vida eligió para firmar sus cuadros.

Un talento que definió su vida

“De chica agarraba un ladrillo y dibujaba, también lo hacía en la calle o muchas veces solía agarrar carbón de la chimenea con el que dibujaba en las paredes” refirió, exponiendo así que ese talento que definió su vida, lo tenía en sus genes; de hecho cuando ya de adolescente era avezada en el dibujo y la pintura, su padre no muy conforme por el futuro que veía en su hija, dentro del arte, enojado le decía “¿vas a ser hippie?”.

Antonia porta la bandera de ser parte de la primera promoción de la Escuela de Artes Visuales de Victoria; es más, agregado a ésto siempre cuenta una anécdota que la pinta de cuerpo entero…”cuando la Escuela de Artes Visuales abrió por primera vez sus puertas y dio a conocer un horario para la inscripción, yo fui una hora antes de lo anunciado, para ganar lugar”…su deseo era inconmensurable, “los profesores que allí tuve fueron mis grandes maestros, les estoy eternamente agradecida, venían ad honorem los primeros meses a enseñarnos desde Paraná y Santa Fe”.

“Siempre me gustó dibujar y luché siempre por eso, luego de Artes Visuales, estudié y me recibí en el profesorado de Paraná tanto en Dibujo, Pintura, Grabado y Escultura. El dibujo y la pintura son lo mío, no es que no me guste el grabado, pero en realidad son cosas que requieren más tiempo y a veces a una pintura la empiezo a la mañana y al día siguiente la termino, porque inclusive me da la posibilidad de hacer más cosas”, enfatizó.

-¿Qué papel juega la inspiración en tu arte?

Soy sensible y hago trabajos con las cosas que pasan en el momento y que conmueven, por ejemplo cuando sucedió lo de las Torres Gemelas, la pandemia y otros; pero muy cómoda me siento en los paisajes, siempre salgo con un lápiz y los dibujo.

Si bien vale destacar, que hace unos años comenzó a dedicarse a la fotografía, como una herramienta de ayuda para sus dibujos, “la fotografía es un complemento para mis bosquejos, saco una foto del lugar y luego la llevo a la pintura, es como hacer una síntesis de lo que se está viendo”.

Su lugar en el mundo

Tonka fue implacable al rememorar sus primeros tiempos en Las Siete Colinas, los cuales no fueron fáciles, ya que por ejemplo tuvo que comenzar su primer grado lidiando con el idioma; pero dentro de ese difícil contexto, se encontró con la contención y ternura de su primera maestra, la Señora Margot Anza, de quien dijo la ayudó mucho, incluso cuando sus compañeros le hacían cierto bullying por ser extranjera.

Así fue como “Antonia o Tonka” supo desde que tuvo uso de su propia razón, que el arte le atravesaba en sus cinco sentidos, por eso discurrió a través de él esos caminos a lo largo de su vida, llegando a ser poseedora del reconocimiento de pares y de la ciudadanía en general, en esta Victoria, que la recibió y abrazó. (VIDEO)

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